LA INCIDENCIA DE LAS ABEJAS EN NUESTRO ECOSISTEMA

¿Qué es un ecosistema

Todos los organismos vivos y la materia no viva que interactúan en un entorno determinado se denomina ecosistema.


Nuestro planeta está formado por una constante interacción entre factores vivos y no vivos que se influyen mutuamente, formando un sistema autosuficiente en equilibrio dinámico y continuo.

La falta de funcionamiento de uno de estos factores interactivos podría causar daños devastadores a todo el planeta, alterando los equilibrios y mecanismos que caracterizan cada hábitat y permiten la supervivencia de cada especie.

Las abejas: un factor indispensable

Como en un rompecabezas, en la naturaleza cada pieza encaja en otra y crea una red densa y sólida que conduce a una estabilidad permanente.
Las abejas son precisamente uno de estos elementos fundamentales para el funcionamiento de todo nuestro planeta. Todas las especies vivas, incluyendo la especie humana, necesitan el trabajo de las abejas para recibir lo que la naturaleza y las plantas producen.

Los alimentos producidos en la tierra son una fuente de sustento para los animales pero también para nosotros los humanos. Se estima que sin las abejas, una gran parte de los alimentos de que disponemos desaparecerían completamente.
A nivel mundial, la presencia de las abejas juega un papel decisivo para el futuro desarrollo del planeta.

Cómo actúan las abejas

Las abejas han sido responsables de un mecanismo que ha distinguido a nuestro planeta durante millones de años y sin el cual el continuo avance de la productividad de la tierra no sería posible.

Este fenómeno tan importante se llama polinización.
La polinización está en el corazón de cómo funciona la Tierra. Es a través de este proceso que las plantas intercambian su polen y dan a luz nuevos brotes y por lo tanto nuevos frutos y nuevas fuentes de alimentación.

Hablando en términos más científicos, la polinización es el transporte de polen de la parte masculina a la parte femenina del sistema reproductivo (contenido en conos o flores) de las mismas o diferentes plantas. Representa el principal mecanismo de reproducción de las gimnospermas y angiospermas.

Sin embargo, la transferencia de polen de una flor a otra sólo es posible gracias a unos insectos especiales llamados "insectos polinizadores" de los que forman parte las abejas.
Moviéndose de una flor a otra para la búsqueda del néctar, de hecho, las abejas proporcionan el intercambio natural de polen entre las flores, permitiendo así también su fecundación.
Las abejas, sin embargo, han disminuido considerablemente en los últimos años. Esto ha suscitado una considerable preocupación en los expertos que han decidido aplicar medidas de protección contra las abejas.

Si en unas pocas décadas las abejas se extinguieran, nuestro planeta comenzaría a tener una serie de colapsos en cadena por falta de alimento.
Además de la protección de estos animales, el hombre ha tratado de estudiar otros métodos para preservar el futuro de nuestro planeta.
Una de las alternativas es la polinización artificial (también llamada polinización manual o mecánica) que consiste en sustituir a las abejas por otros medios. Se trata de una técnica utilizada en la agricultura cuando la polinización espontánea es insuficiente, y se produce mediante la transferencia manual de polen por medio de cepillos especiales o frotando directamente las flores masculinas sobre los estigmas de las flores femeninas.

Sin embargo, son paliativos y alterativos que no tienen una eficacia duradera porque requieren un número infinito de operarios y un tiempo y resultados muy diferentes de los mecanismos naturales normales y espontáneos de las plantas.
Además, la polinización artificial requiere costos muy altos y resultados que no tienen la misma eficiencia.

Qué hacer para salvaguardar las abejas

En los últimos años, el número de abejas ha disminuido definitivamente. La contaminación por el hombre y el uso continuo de sustancias nocivas para el medio ambiente y los seres humanos, como el glifosato y el uso excesivo de plaguicidas, han causado un gran daño al ecosistema como resultado de la disminución excesiva del número de abejas y el deterioro de su salud.
De hecho, se ha demostrado que las abejas que viven en zonas donde la contaminación atmosférica es mayor, muestran claros signos de sufrimiento: son perezosas, están estresadas y corren el riesgo de contraer enfermedades.

A veces es realmente difícil pensar que insectos tan pequeños como las abejas pueden ser una aguja fundamental en el equilibrio dentro de algo tan grande como el ecosistema. Sin embargo, estos pequeños insectos trabajadores, además de ser fundamentales, son también un factor determinante del estado de salud del medio ambiente, y su extinción es desgraciadamente una consecuencia de una contaminación cada vez más descontrolada que amenaza a todo el planeta.
En los últimos años se ha hablado con alarmante regularidad del estado de salud de las abejas en todo el mundo, que según algunos estudios están en un declive tan rápido que podría llevar a su extinción.

Limitar los niveles de contaminación global tanto como sea posible es la base para preservar la supervivencia de estos animales, lo que nos garantiza alrededor del 35% de la comida global de la que todos disfrutamos y la supervivencia del mundo entero en el que vivimos.

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